Puede que me gane unos cuantos enemigos con lo que voy a decir, pero me da igual. Y es que nunca le he encontrado sentido a eso de la «cultura del botellón» (dos términos que estando en la misma frase queda igual que si te pones una falda rosa fluorescente con una camiseta verde primavera), a la que he ido en dos ocasiones durante mi juventud y, por muy tópico que parezca, no he consumido lo que me ofrecían. Pero es «una cosa» que desgraciadamente está ahí y tenemos que sufrir todo lo que ello conlleva porque «otros lo consideran una forma de hacer vida social».
Al ritmo que vamos, dentro de nada encontraremos bajo tierra otro tipo de «restos» (y no arqueológicos precisamente) cerca de la Albufereta…
