Y es que los expertos recalcaron, hace unos días, que la emblemática fuente tiene fecha de caducidad y que la solución a todos los problemas que sufre es volver a construirla.
Entiendo que es un patrimonio de esta ciudad que preservar, pero, hablando desde el desconocimiento, ¿realmente hay que destruírla?. Triste que nuestras señas de identidad estén tan dejados…
