Ni tendrémos más prórrogas de las que te dejan el corazón en un puño porque te juegas la vida en la cancha… y es que la vida la hemos perdido. ¿Culpables? Hay miles de versiones, pues unos dicen que se conocen, otros que nunca lo sabremos, pero lo que es claro es que las víctimas son siempre las mismas: la institución y la afición.
Ahora entiendo los comentarios de mis antecesores cuando hablan del Calpisa y otros tantos que hubieran podido ser y no fueron. Nos han arrancado una magia que sólo podemos entender los que hemos estado tantos años en ese pabellón. Hemos vivido tanto o más que lo que ofrece el deporte Rey, pero claro… es minoría, qué importa.
