Hoy veía una noticia en prensa que, si bien otros días me indigna pero no le hago mucho caso por considerarlo algo perdido, hoy sí que me ha tocado la fibra. Según la prensa, la «cultura» del botellón deja mucha suciedad en la playa y los servicios de limpieza tienen que realizar su tarea contrareloj para que al día siguinte todo esté decente. De esta noticia indignan muchas cosas: que haya un gasto municipal innecesario porque quieran unos cuantos, los desperfectos y destrozos de inmuebles, que la autoridad pertinente haga la vista gorda y que, mientras algunas asociaciones juveniles se matan trabajando para ofrecer cultura de verdad y tienen siempre el «no» por repsuesta, esta pseudo-cultura pueda reunir miles de personas sin ofrecer nada positivo.
